Los dividendos son aquella parte de los beneficios corporativos que una empresa asigna a sus accionistas, siempre y cuando la dirección de esta no decida reinvertirlos por completo, aunque esta opción no suele ser común, lo normal es que la empresa reinvierta un porcentaje y el resto lo reparta entre sus accionistas, bien en forma de efectivo, bien en forma de más acciones, bien con ambas (scrib dividend).
También puede darse la circunstancia de que dicha empresa se encuentre en una fase de fuerte expansión, en ese caso, reinvertirá los beneficios por completo, pero a cambio las acciones pasarán a aumentar considerablemente su valor, recompensando así a los accionistas.
Invertir en dividendos es una práctica habitual que beneficia al accionista siempre y cuando la empresa sea solvente, presente una buena rentabilidad, capacidad de crecimiento futuro, apreciación de capital y un pay-out (porcentaje del beneficio que dedica a sus accionistas) estimulante, es decir, entre el 30 y el 60 %. De esta forma, las opciones de conseguir mayor rentabilidad a menor riesgo se multiplican.
Los dividendos son perfectos para quienes no quieren correr grandes riesgos con su dinero y están dispuestos a realizar una inversión a largo plazo.
Más detalles a tener en cuenta antes de invertir en dividendos
Os ofrecemos algunas claves más para entender en qué consisten los dividendos y a qué debemos atenernos si decidimos invertir en este producto financiero.
- Dividendo a cuenta vs dividendo complementario. El primero hace referencia a la parte que se entrega a los accionistas como anticipo de los resultados finales esperados, el segundo se suma al primero una vez determinada la cantidad definitiva a repartir en concepto de dividendo.
- Existen dividendos ordinarios, provenientes del reparto de beneficios obtenidos de la propia actividad empresarial, y dividendos extraordinarios, derivados de acciones adicionales o excepcionales, por ejemplo, la venta de un local.
- Las empresas suelen cerrar sus cuentas anuales en el mes de diciembre, calculando entonces los beneficios o pérdidas sufridos durante el último periodo, es en ese momento cuando la empresa, concretamente la Junta General de Accionistas, debe decidir qué parte de esas ganancias va a repartir entre sus accionistas.
- Los periodos de cobro dependerán de cada empresa y deben ser declarados de forma oficial por la Junta Directiva de la misma.
- Desde 2015, todos los accionistas están obligados a declarar los dividendos obtenidos en su declaración de la renta anual.
- Como toda operación que implica inversión en bolsa, los dividendos conllevan ciertos riesgos, de hecho, podemos acabar con menos capital que el invertido.
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