Hoy día los clientes disponemos de multitud de formas de realizar pagos. La tradicional costumbre de meter la mano en el bolsillo y sacar algunas monedas y billetes cada vez es menos usual, surgiendo nuevas técnicas de pago como el pago a través del teléfono móvil. Si bien, hay un dispositivo de pago que nos saca de muchos apuros y que es algo más que una forma de pago: las tarjetas de crédito. Las tarjetas de crédito no son nuevas, a pesar de que su uso se ha popularizado en los últimos veinte años. La primera vez que alguien pagó su compra con una tarjeta de crédito fue a comienzos del siglo XX. Por entonces, un director del Chase National Bank (en la actualidad JP Morgan Chase) puso en práctica una idea revolucionaria: asociar la cuenta de los clientes a una tarjeta con la que podían realizar pagos en los establecimientos habituales. La crisis de 1929 retrasó su apogeo, que en Estados Unidos tuvo lugar en la década de los 40.
Tarjetas de crédito y tarjetas de débito
Historias aparte las tarjetas de crédito y débito han conquistado nuestras carteras y nos permiten salir a la calle sin un duro en el bolsillo y poder realizar todo tipo de compras, e incluso hacer uso de pequeños créditos. Si bien, no todas las tarjetas tienen esta condición, debemos diferenciar entre tarjetas de crédito y tarjetas de débito o cargo.
- Tarjetas de crédito: Las tarjetas de crédito ponen a disposición del cliente una cantidad de dinero convenida con la entidad bancaria. El usuario realiza las compras y a final de mes o en el plazo establecido con la agencia se realiza la totalidad del pago. Si el cliente supera el límite fijado en su “microcrédito” preconcedido se le penaliza con una serie de intereses.
- Tarjetas de débito: Las tarjetas de débito son solidarias a una cuenta bancaria y su saldo está limitado a la cantidad disponible en la cuenta. Cada vez que se realiza una compra el importe se deduce de la cuenta inmediatamente, sin opción a gastar más de lo que se tiene.
Las tarjetas de crédito y los microcréditos
Con esta diferencia se puede establecer que las tarjetas de crédito son similares a un minicrédito preconcedido a disposición del cliente, sujeto a un plan de pagos a corto plazo y por un importe limitado; algo similar a los micropréstamos que concedemos en CréditoSí. En un minicrédito el dinero se solicita con un plazo de devolución aproximado de un mes, haciéndose coincidir preferentemente con el día de cobro de la nómina. Con las tarjetas de crédito también se dispone de una pequeña cantidad de dinero que se ha devolver el día fijado por el banco. En ambos casos el préstamo está sujeto a honorarios, que van en función de cada entidad y a los que se pueden sumar intereses de demora. El inconveniente de la tarjeta es que tiene el riesgo de que su mera existencia en ocasiones supone un exceso de confianza que conlleva un uso abusivo al que posteriormente no se puede hacer frente. En dicho momento llegan las temidas comisiones que exceden con mucho al coste del uso de un micropréstamo. Por el contrario, un micropréstamo se solicita en el momento de una urgencia y se amortiza en el plazo que el cliente desea. También es cierto que en caso de un impago existen costes de demora importantes. Por ello se debe hacer un uso controlado de los mismos.
Comisiones habituales de las tarjetas de crédito
Por supuesto esto es un negocio, el negocio del dinero, y los bancos y entidades que ofrecen las tarjetas de crédito tienen ganancias con este instrumento de pago. En España la normativa establece el límite de comisión que las entidades pueden cobrar a los negocios por cada compra, sin que repercuta en lo que paga el cliente. Si un negocio sobrecarga el precio de un artículo por pagarlo con tarjeta está causando agravio comparativo y puede ser sancionado. Entre las comisiones habituales de las tarjetas de crédito están: interés nominal por sobrepasar el límite, interés de demora, interés de pago aplazado, comisión por amortización total o parcial, cuota de emisión, cuota por mantenimiento, cuota por renovación, comisiones por disposición de efectivo en los cajeros propios y de otras entidades, comisión por disposición de efectivo en el extranjero, comisión por actividades de consulta de saldo en cajeros ajenos a la entidad, comisión por cambio de divisa, comisión por uso en dispositivos móviles… y continúa la lista con cargos similares. No obstante, no todas las entidades aplican los mismos conceptos.
Ranking de las mejores tarjetas de crédito
Atendiendo a la disponibilidad de crédito y a las comisiones que cobran las diferentes entidades se puede establecer cuáles son las mejores tarjetas de crédito disponibles.
- Visa Oro de ING Direct: es la mejor valorada. No tiene comisión de alta ni de renovación. Está sujeta a tener una cuenta en la entidad, aunque devuelven un 3% en determinadas compras. Sí tiene comisiones por gestión en cajeros que no son propios del banco.
- Visa Barclays: tampoco tiene coste por alta ni renovación. La tarjeta incluye un seguro de viaje, por robo y conceptos similares. El pago mínimo es de 7,5 euros, teniendo comisiones por disposición de dinero en efectivo.
- Tarjeta Bancopopular-e: la versión electrónica del Banco Popular tiene otra de las tarjetas más valoradas. Es similar a sus compañeras de podio, con un límite crediticio de 10.000 euros y comisiones de hasta el 5%.
A partir de este podio la oferta llega a ser inabarcable, diferenciándose las tarjetas en sus comisiones de mantenimiento y disposición de efectivo, así como en sus intereses. El TAE de las tarjetas de crédito es aproximadamente del 25%. Con todo, si necesitas una pequeña cantidad de dinero, antes de tirar de tu tarjeta de crédito, consulta la opción de un Anticipo de Nómina. Con los micropréstamos sabes desde el principio cuanto pagas y la fecha de devolución, sin comisiones ni letra pequeña, solo dinero contante y sonante, sin complicaciones.